En este Día Mundial del Sida, que se conmemora el 1 de diciembre, ONUSIDA pone de relieve la urgente necesidad de acabar con las desigualdades que impulsan el SIDA y otras pandemias en todo el mundo.
Sin una acción audaz contra las desigualdades, el mundo corre el riesgo de no alcanzar los objetivos de acabar con el sida para el año 2030, así como de sufrir una prolongada pandemia de la COVID-19 y una crisis social y económica cada vez mayores.
Justo cuando han pasado cuatro décadas desde que se dieron a conocer los primeros casos de SIDA, el VIH sigue amenazando al mundo. El mundo ahora está lejos del camino para llegar a hacer realidad el compromiso compartido de acabar con el SIDA para el año 2030, pero no debido a una falta de conocimientos, capacidad o medios, sino a las grandes desigualdades estructurales que obstaculizan las soluciones que está demostrado que funcionan en lo relativo a la prevención y el tratamiento del VIH.
Si queremos poner fin al SIDA para 2030, debemos acabar urgentemente con las desigualdades económicas, sociales, culturales y legales.