ELPAÍS. En 2016, la neurocientífica canadiense Marie-Ève Tremblay y sus colegas descubrieron la existencia de una enigmática “microglía oscura”, una variante más negruzca —en el microscopio electrónico— que era abundante en muestras de pacientes con alzhéimer. Un nuevo estudio, liderado por la investigadora turca Pinar Ayata y con la propia Tremblay entre los coautores, desvela este lunes que esta microglía oscura produce y libera lípidos tóxicos, que dañan las neuronas. El trabajo, publicado en la revista especializada Neuron, muestra que, en ratones, inhibir este mecanismo previene la neurodegeneración. La institución de Pinar Ayata, la Universidad de la Ciudad de Nueva York (EE UU), ha anunciado este hallazgo como “un objetivo prometedor para terapias farmacológicas que ralenticen y, posiblemente, reviertan” el alzhéimer.