DIARIO DE SEVILLA
Por los pasillos del Hospital Universitario Virgen Macarena, una celadora lleva desde Neumología una pequeña muestra endoscópica de pulmón desde la planta hasta el sótano. En sus manos, un bote con formol y una hoja de registro. Parece algo sencillo, pero lo que acaba de entregar es el punto de partida de un proceso clínico que puede cambiar una vida.
Cada 24 de septiembre, el Día Mundial de la Investigación contra el Cáncer recuerda los enormes desafíos clínicos y científicos en la lucha contra una de las principales causas de muerte en el mundo. Pero hay una pregunta esencial que rara vez se formula: ¿quién hace realmente el diagnóstico?
La respuesta no está ni en los quirófanos ni en las consultas de oncología. Está en las entrañas de los hospitales, entre microscopios, colorantes y tejidos humanos; existe una figura que rara vez aparece en titulares, pero de cuya precisión depende todo el engranaje clínico: el patólogo. Y con él, un ejército silencioso de técnicos y especialistas que trabajan bajo la superficie de los hospitales. Literalmente.