Uno de los mayores retos de la lucha contra el cáncer es conseguir que los tratamientos más revolucionarios funcionen contra los tumores de peor pronóstico. Es el caso de la terapia CAR-T, que emplea linfocitos del propio paciente modificados en el laboratorio para que sepan encontrar y eliminar las células de su tumor. Estas terapias han conseguido curaciones espectaculares contra leucemias y otros tumores de la sangre. La próxima frontera es lograr lo mismo con tumores sólidos, algo mucho más complicado, pero posible.
Un estudio publicado este lunes aporta pruebas de que las terapias con CAR-T también pueden lograr curaciones asombrosas más allá de la sangre. El trabajo se centra en el neuroblastoma, un cáncer de las células nerviosas poco frecuente que afecta sobre todo a recién nacidos y niños de corta edad. Entre 2004 y 2009, 19 pacientes pediátricos con neuroblastoma recibieron un tratamiento con linfocitos CAR-T modificados para identificar la GD2, una proteína característica del tumor.
Doce de los 19 pacientes murieron debido a recaídas en los meses y años sucesivos al tratamiento. Pero el trabajo destaca que otros cinco pacientes sobrevivieron al menos 13 años y no tenían signos de cáncer en su última revisión, realizada entre 10 y 15 años después de la infusión de los CAR-T. El caso más destacado es el de una paciente que tras recibir el tratamiento ha pasado 18 años sin rastro de la enfermedad. La paciente sigue viva y ha tenido dos hijos sanos, destacan los autores del estudio, publicado en Nature Medicine.